30 AÑOS ABRIENDO EL TELÓN A LA CULTURA LOCAL
A.Beniaján
Este año, el veterano Auditorio de Beniaján cumple tres décadas desde su apertura. El 23 de marzo de 1993 echaba a andar este equipamiento cultural pionero en aquel momento dentro del municipio, pues fue el primero de los cinco que el Ayuntamiento de Murcia iría levantando después y de forma paulatina en distintas pedanías. La efeméride, además de servir para celebrar y poner en valor toda su trayectoria, ha animado a brindar un espacio a la reflexión de lo que han supuesto para Beniaján nada menos que treinta años de oferta cultural a través de este edificio, convertido en epicentro de gran parte de la vida cultural de la zona.
Y es que, desde el taller de patrimonio “Conoce tu localidad” que anualmente programa el Centro Cultural de Beniaján, se ha querido dedicar una de sus sesiones precisamente al Auditorio. Tuvo lugar el pasado jueves, 1 de junio, realizándose de forma extraordinaria en el espacio más emblemático del inmueble: su escenario, el mismo que el día de la inauguración se calificaba como “el mejor de Murcia, tras el del Romea”. Asistieron invitados de excepción como Manuela Sevilla (presidenta de Teatro Edmundo Chacour) y Patricio Barceló (directivo e integrante más veterano de la Agrupación Musical de Beniaján), además de los participantes habituales del taller, entre los que se encuentran algunas personas que fueron protagonistas en la incidencia vecinal y política que consiguió para Beniaján esta infraestructura. También estuvieron presentes Pilar Pelegrín y Manuela Díez, coordinadoras responsables respectivamente del Auditorio y del Centro Cultural.
La sesión se inició con un viaje retrospectivo a aquellos años previos a la existencia misma del inmueble, en los que una auténtica eclosión cultural y social sacudía Beniaján al comienzo de la década de los 80. Se acabababa de refundar la centenaria Agrupación Musical, a la vez que nacía la Peña Huertana El Azahar, en 1979; justo el mismo año en el que se producía la providencial llegada del director y dramaturgo Edmundo Chacour, exiliado argentino que fue acogido en el pueblo como un vecino más y donde empezó a desarrollar una extraordinaria labor de introducción del teatro en la infancia y la juventud hasta consolidar varios grupos amateurs en la pedanía. Aquella efervescencia, alentada primero desde la pujante Asociación de Vecinos y luego también por la Alcaldía, fue haciéndose notar entre las concejalías del ayuntamiento en forma de demandas de infraestructuras que manaban de la ciudadanía beniajanense y de sus colectivos.
Rescatando y compartiendo durante la tertulia algunas noticias de hemeroteca, surgió la que reseñaba la entrega simbólica de los 10.000 primeros ladrillos que se habrían de emplear en la construcción de un coliseo en Beniaján, ya en octubre de 1980. Fue realizada por parte del entonces concejal de Cultura, José Manuel Garrido Guzmán, a los jóvenes integrantes de la compañía de Edmundo Chacour: un proyecto inicial que parecía estar en ciernes y cuyos 1.600 metros cuadrados de superficie estaban destinados a cubrir todas las necesidades de espacio que requerían los ensayos y actuaciones de los grupos de teatro, de la banda de música y de la entidad folklórica. También se rememoró cómo en aquel tiempo los colectivos se veían abocados a utilizar las aulas y patios de los colegios fuera del horario escolar, o la cesión generosa de un antiguo almacén propiedad de Sáez Urrea para instalar la academia de la agrupación musical. La actividad era ya imparable.
Fruto de aquel primer intento sería la construcción, poco después, del recinto para la peña huertana que hoy conocemos, levantado por los propios vecinos en un alarde de activismo comunitario que dejó huella. También la aparición en 1986 de la Escuela Popular y Biblioteca Municipal, una de las primeras del municipio, todo ello ocupando unos terrenos asignados para equipamientos colectivos en los que también estaba pensado ubicar el ansiado espacio para conciertos y representaciones que no terminaba de llegar. Incluso hubo una apuesta por rehabilitar el antiguo Cine Regio como teatro ya en los albores de los 90, como bien recordó Juan Antonio González, participante del taller que precisamente estaba al frente de la Alcaldía en aquel momento.
Pero, por fin, se pusieron en marcha las obras del edificio que disfrutamos, proyectado por el arquitecto municipal Miguel Ángel Beloqui y cuyo coste terminaría ascendiendo a 55 millones de las antiguas pesetas. El resultado: un Auditorio y Centro de Artes Escénicas con capacidad para 300 espectadores, dotado incluso de una espaciosa sala de danza, que desde 1993 constituye la sede tanto de la Agrupación Musical de Beniaján como de la asociación teatral Edmundo Chacour. Ambas entidades siguen siendo auténticos referentes de la cultura no sólo para Beniaján y sus pueblos aledaños, también a nivel regional, convertidas en fructíferas canteras de músicos y actores que han salido de las aulas y camerinos del auditorio beniajanense para dedicarse hoy profesionalmente al mundo de las artes y su docencia, como igualmente pusieron de relieve los contertulios.
En él se llevan a cabo conciertos y festivales que anualmente programan ambas instituciones, como los ciclos de conciertos en honor de Santa Cecilia que organiza la entidad musical, o la Muestra de Teatro Edmundo Chacour que ha celebrado este año su vigésima edición. Pero también viene acogiendo desde pregones y galas de carnaval a exaltaciones huertanas, muestras de final de curso y graduaciones escolares de todos los centros educativos de la zona, exposiciones de artes plásticas y presentaciones de libros, charlas y conferencias de todo tipo, actividades del Festival Microacciona que organiza en colaboración con el Centro Comunitario La Estación, actos institucionales y un sinfín de eventos vinculados a colectivos diversos del territorio con los que se trabaja en red, encontrando en este lugar el escenario perfecto desde el que exhibir su labor en favor de la cultura local. Desde hace unos años, es también sede de la Coral Vía Musicalis de Beniaján, que sumada a la de la propia Agrupación Musical eleva a dos los conjuntos de voces que aloja.
A esto se une que el auditorio forme parte del Área Municipal de Artes Escénicas, debiendo dar cabida a una programación de espectáculos y residencias que, en definitiva, acercan la cultura a toda ciudadanía, tanto a espectadores como a creadores de contenido. Una labor que también pone a Beniaján en el mapa de los circuitos de compañías y artistas, tanto clásicos como emergentes, locales y nacionales.
Y muy importante fue que, desde el principio, la nueva infraestructura sirviera también para apoyar y dar mayor dimensión a algunas de las actividades programadas por la contigua Escuela Popular y viceversa, funcionando de forma complementaria durante prácticamente dos décadas. Pero, como también recordaron los asistentes a la sesión, al producirse en 2012 la clausura y posterior demolición del edificio vecino por declaración de ruina técnica, a las dependencias del auditorio tuvo que pasar toda esa programación y en él está siendo acogida hasta el presente curso, a la espera de que se abran por fin las nuevas instalaciones municipales del Centro Cultural en la cercana Calle Instituto. El taller “Conoce tu localidad” es, precisamente, una de las actividades que se desarrolla en el auditorio de forma provisional. Y si ya se había quedado pequeño por el ingente movimiento y actividad que viene albergando desde su misma inauguración, cuánto más se padece durante esta última década, lamentaban los participantes.
Facilitar y conciliar el uso de un espacio público tan demandado como éste, no ha tenido que ser fácil. Y al constatar la cantidad de usuarios que pasan diariamente por sus instalaciones, afloró enseguida en la conversación la capacidad y valía de quienes han desempeñado y siguen desempeñando su cometido profesional en el seno de las mismas, al igual que desde la Concejalía de Cultura como órgano de gestión; su buen funcionamiento se ha procurado desde las labores de coordinación, o con el trabajo diario que ordenanzas, técnicos, acomodadores y personal de mantenimiento han desarrollado en ellas a lo largo de estos treinta años.
Fueron muchos los nombres y apellidos que se fueron desgranando durante la tarde; los de personas que, evocando aquellos 10.000 ladrillos con los que comenzó el sueño, serían como 10.000 piezas imprescindibles que lo han hecho realidad, una trabada con otra, contribuyendo a que se mantenga hasta hoy tan sólido como a pleno rendimiento; un legado que nos pertenece y del que, de alguna manera, ya también formamos parte. Por destacar un nombre, entre tantísimos, el de Sebastián Gálvez Arce, recordado maestro de escuela y directivo de la Agrupación Musical a quien se dedicó el edificio tras su inesperado fallecimiento en 1995.
La sesión se cerró con una reflexión sobre la diversificación de públicos y de demanda cultural a la que venimos asistiendo, fruto quizá de un cambio de ciclo en el que el auge de las nuevas tecnologías y la reciente pandemia seguramente tengan algo que ver. Los espacios escénicos y los artistas y entidades que éstos acogen, como ocurre en Beniaján, están adaptándose a ese nuevo tipo de consumo y deben mirar al futuro con el propósito de seguir siendo catalizadores de la inquietud y de la expresión cultural de la gente. También se abordó la importancia de tejer y fortalecer redes locales para canalizar iniciativas y afrontar con ellas los grandes retos de nuestro tiempo, donde la Cultura, como siempre, ha de tener un papel protagonista. Así sucedió en Beniaján hace ahora tres décadas, más incluso, cuando todo un pueblo se unió para conseguir aquello que consideraba imprescindible en aquel momento. Un auditorio del que seguimos disfrutando y por el que soplamos hoy las velas de una tarta, deseando que el destino nos brinde otros treinta años de emociones, de aplausos y de orgullo, ya sea subidos a sus tablas o sentados en cualquiera de sus butacas.
Gabriel Nicolás Vera