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LUIS CANA "LA MÚSICA NOS HACE MEJORES PERSONAS"

A.Beniaján

El violonchelista profesional y profesor de la Escuela de Música de Beniaján, Romani Luis Cana, nos habla sobre su proyecto Violonchelo Jazz Quartet Corner, su reciente concierto en el Auditorio de Beniaján y la dualidad de este instrumento, fundamental tanto en la música clásica como en el jazz.


Enclave Cultura: Te formaste como instrumentista y profesor de violonchelo y de práctica de Conjunto en La Habana: ¿cómo es que la vida te ha traído a Murcia?


Luis Cana: En mi primer año como profesional formé parte, junto a un quinteto de cuerda, de un intercambio cultural en el Conservatorio de Ámsterdam, donde conocí a un profesor cubano con el que trabajé en varios lugares de Europa, Cuando me plantee hacer una carrera en el extranjero, España resultó ser el lugar ideal para comenzar, tanto por el idioma como por los amigos que tenía. En 1998 me trasladé a Alicante, donde comencé a trabajar gracias a la que entonces era Directora del Conservatorio. El resto de la historia es personal: hace unos 15 años vine a Murcia de visita y conocí a una murciana de la que me enamoré. Nos casamos, tuvimos hijos y aquí estoy, disfrutando de Murcia.


EC: Trabajas en la Escuela de Música Beniaján impartiendo clases de violonchelo, contrabajo y música de cámara. Debe de haber un gran contraste entre Cuba y Murcia...


LC: Al contrario, Cuba es igual que España en cuanto a su clima y a la calidad de sus personas. Concretamente en Murcia somos muy parecidos en todos los sentidos: las personas abiertas, calurosas y acogedoras, y en gastronomía más de lo mismo. Los años de emigración Española hacia Cuba vienen de vuelta en estos tiempos. En Murcia me siento como en casa, como seguramente lo hacen todos los cubanos que residen en la Región.


EC: Has formado parte tanto de la Orquesta Sinfónica de Murcia como de la de Alicante. ¿Qué nos puedes contar de tu experiencia como músico dentro del ámbito formal y de la música clásica?


LC: Todo los profesionales de los instrumentos de cuerda y piano cubanos tenemos una formación clásica. En los 80 tuve la suerte de estudiar con grandes maestros rusos con un nivel técnico y artístico muy alto. Dada mi formación clásica, haber formado parte de la Sinfónica de la Región de Murcia es para mi un honor y un gran prestigio.


EC: De entre todas las cosas que tu educación formal te ha aportado como músico profesional, ¿qué es lo más destacable?


LC: Me ha aportado una gran parte, sino todo lo que soy como músico. La enseñanza rusa, que yo defiendo a capa y espada, me ha enseñado una disciplina y un espíritu de sacrificio que son muy importantes para afrontar cualquier partitura o cualquier reto que se ponga por delante. Las grandes obras de violonchelo son verdaderos retos para cualquier intérprete. También me ha aportado a nivel personal.


EC: ¿Qué te ha aportado como persona?


LC: La música, en general, como unificadora que es, aporta un lenguaje universal. Yo Cuando me siento en un atril con compañeros de Japón o de Holanda hablamos el mismo idioma. La música une a personas de diferentes países, razas y credos y nos hace mejores personas. Es algo muy bonito.


EC: La sociedad actual no está exenta de retos a nivel de humanidad. ¿Crees que ese lenguaje unificador de la música puede ser de utilidad a un nivel más general?


LC: España toma como referente y modelo a seguir el norte de Europa, pero creo que se debería fijar también en su dimensión musical, porque la música en los países del norte de Europa tiene un lugar muy importante en la sociedad, de la que es un gran motor.

Es palpable que la música en España tiene muchas trabas para crecer, sobre todo desde el ámbito educativo. A los profesores de música se les han quitado muchas horas de clase y creo que hay poco interés en que las cosas mejoren. Y no debería ser así.


EC: Tomando esa disciplina y humanidad que comentas has formado el Violonchelo Jazz Quartet Corner, una propuesta alejada de la formación convencional y que tiene como protagonista un instrumento de cuerda poco habitual en el jazz como es el violonchelo. ¿Cómo surgió este proyecto?


LC: Gracias a la situación geográfica de Cuba, a muy pocos kilómetros de los Estados Unidos, tuve la suerte de tener muchos profesores norteamericanos que impartieron clases de jazz y de armonía, lo que me hizo percatarme de que grandes compositores clásicos como Dvorak, Walton o Stravinski están influenciados por el jazz.

Por otra parte, en mis estudios de nivel superior, descubrí el trabajo de Joseph Bologne, el Chevalier de Saint-Georges, un músico mestizo de la Fancia del siglo XVII lo que despertó mi inquietud por investigar y crear música de músicos negros europeos de la época. Cursando el Máster en Interpretación e Investigación, investigué a fondo la influencia del Jazz en la música clásica y conocí grandes compositores clásicos influenciados por la tradición jazzística estadounidense como George Crumb o Samuel Barber. El siguiente paso fue buscar qué formaciones de jazz habían tenido al violonchelo como voz principal.


EC: ¿Y cómo es la historia del violonchelo en el jazz?

LC: Este instrumento formaba parte activa de los grupos de jazz en sus comienzos, igual que la trompeta o el clarinete. Sin embargo, la segregación y el racismo que se vivieron en Estados Unidos en los años 30 o 40 afectó también a la música. De manera que los músicos clásicos no vieron con buenos ojos que se fomentara el uso del violonchelo en el jazz, lo que hizo que muchos músicos decidieran abandonar el violonchelo a favor del contrabajo. Así es como fue perdiendo protagonismo en las formaciones de jazz.


EC: Y aparte de cuestiones sociales e históricas, ¿qué otros factores han podido influir en esa pérdida de popularidad del violonchelo en el jazz?


LC: Tiene que ver con los clichés. Solistas del jazz como John Coltrane, Charlie Parker, Dizzie Gillespie o Miles Davis han hecho grandes aportes con sus respectivos instrumentos, que también tienen un origen europeo. Son instrumentos que se han afianzado en el jazz por el color que estos autores han aportado al género con su discurso. En muchos casos es un discurso roto, como en el saxofón: un instrumento europeo que en manos de Coltrane suena americano, desagarrador y totalmente jazz.

Sin embargo el violonchelo, que también tiene un origen europeo, tiene un repertorio inabarcable en la música clásica. Dominarlo requiere toda una vida. Pero en el jazz no ha tenido la misma relevancia que otros instrumentos.

Quizás la clave está en que en el caso del violonchelo no hemos contado con un referente universal, que fuera innovador, a la altura de los anteriormente nombrados y que haya destacado claramente por encima de los demás. Los chelistas no tenemos ese referente, pero estamos trabajando en ello.


EC: Entonces, ¿cabe esperar que el mundo del jazz todavía puede asistir al nacimiento de un gran referente violonchelista?


LC: Afirmar eso sería muy arriesgado, pero por la humilde parte que me toca, yo intento estar aprendiendo todos los día des los grandes músicos –y de mis amigos- para llevar todos esos discursos a mi discurso en el violonchelo.


EC: La idea de recuperar el discurso del violonchelo del jazz, ¿es un intento por recuperar una tradición o más bien de innovar?


LC: Hay una parte de ambas cosas. De recuperar, porque en sus comienzos hubo grandes instrumentistas de chelo liderando grupos de jazz, y es una pena que se haya perdido, pero también de innovar en el discurso, en una forma nueva de entender la música. Afrontar una improvisación de una manera diferente.


EC: El pasado 20 de octubre presentaste tu Jazz Quartet en el Auditorio de Beniaján. Cuéntanos como fue la experiencia.


LC: Fue una noche de nerviosismo para todos los integrantes del cuarteto. Considero que el Auditorio de Beniaján es como mi casa: doy clases y preparo proyectos en él casi a diario. Tocar allí, con más de la mitad del aforo completo, fue muy especial y resultó interesante comprobar que el violonchelo gusta mucho en el formato del jazz. Me sentí muy cómodo a la hora de afrontar lo temas y entablar conversación con el público.


EC: ¿Hay jazz en Murcia?


LC: Hay poco, y es una pena porque hay grandes músicos de jazz. Compañeros que tienen inquietud y muchas ganas de innovar y trabajar. Pero el jazz es una música que en algún momento se etiquetó como “música para músicos e intelectuales”, pero no es así: es una música del pueblo, y puede gustar tanto a jóvenes como a personas mayores. Es una pena que en los Auditorios y salas de concierto no se tenga más en cuenta.


EC: Hemos hablado del violonchelo en la música clásica y en el jazz. ¿En qué otros géneros musicales has trabajado con tu instrumento?


LC: Mi experiencia fuera de la música clásica con el violonchelo ha sido muy diversa. En 2012 tuve la suerte de hacer una gira con David Bisbal. También he tenido oportunidad de tocar con la formación de Paquito de Rivera. En el flamenco he trabajado con El Cigala, tanto en España como en el extranjero, y he participado en la grabación del disco Chanson Flamenca.


Carlos Albaladejo.

 

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